La historia del "aperitivo" se remonta hasta el siglo V A.C. cuando Hipócrates elaboró una bebida con base de vino, macerado con flor de ajenjo y otras hierbas, que se utilizaba como reconstituyente y para abrir el apetito. Es en Italia, a finales del S.XVIII, cuando se inventa un vino aromatizado llamado "vermut", que se tomaba antes de las comidas para estimular el apetito. Posteriormente se traslada su consumo a Francia y España.
En España, el "aperitivo" y "la tapa" han forjado un auténtico "momento social" imprescindible en la vida de sus ciudadanos, y ha contribuido a afianzar uno de los motivos más atrayentes para público y turistas de todo el mundo: su gastronomía con sus momentos de ocio, ligados ambos íntimamente a lo largo de la historia.
La principal diferencia de los aperitivos españoles, (Vermouth y Quina, en concreto) respecto a los franceses e italianos, radica en la calidad de los sabores aromáticos y los botánicos o frutas utilizados. Si bien nuestros aperitivos son algo más dulces y amables, el italiano destaca por sus amargos y el francés por ser más seco.
El vínculo de la familia Valdespino con el "aperitivo" se remonta a finales del S.XIX y cobra especial relevancia en el primer cuarto del S.XX, en pleno auge de los vinos de Jerez. La Casa Valdespino ya producía, hacia 1920, varios vinos macerados con extractos de raíces y botánicos, los llamados "tónicos" y "vinos quinados" que se recomendaban como "tónico – aperitivo" o "fortificante", como muestran las etiquetas de la época.
A partir de 1930, y hasta la segunda mitad del S.XX, Valdespino fue especialmente activa en la elaboración de bebidas maceradas con distintos botánicos, frutas y extractos de raíces amargas, (quina y vermouth) comercializando varios vinos con un éxito considerable, tanto en el mercado nacional, como en países como Estados Unidos, donde, en los años 60, Valdespino lanzó junto con su socio Jack Poust, un vermouth con naranja dirigido al público joven, llamado "Tomboe".
En esa misma época, ante el impulso que supuso la exportación de vinos de Jerez a Inglaterra y sus provincias de Ultramar, se produce un auge de los vinos elaborados (macerados, más bien) con raíz de "cinchona calisaya", cuya corteza, llamada "quina" popularmente, era la base de la quinina, extracto que contribuía de forma eficaz a la prevención de la malaria.
Desde entonces, Valdespino ha venido realizando maceraciones y embotellando blends de distintos estilos de sherries de la casa.
El vínculo de la familia Valdespino con el "aperitivo" se remonta a finales del S.XIX y cobra especial relevancia en el primer cuarto del S.XX, en pleno auge de los vinos de Jerez. La Casa Valdespino ya producía, hacia 1920, varios vinos macerados con extractos de raíces y botánicos, los llamados "tónicos" y "vinos quinados" que se recomendaban como "tónico – aperitivo" o "fortificante", como muestran las etiquetas de la época.
A partir de 1930, y hasta la segunda mitad del S.XX, Valdespino fue especialmente activa en la elaboración de bebidas maceradas con distintos botánicos, frutas y extractos de raíces amargas, (quina y vermouth) comercializando varios vinos con un éxito considerable, tanto en el mercado nacional, como en países como Estados Unidos, donde, en los años 60, Valdespino lanzó junto con su socio Jack Poust, un vermouth con naranja dirigido al público joven, llamado "Tomboe".
En esa misma época, ante el impulso que supuso la exportación de vinos de Jerez a Inglaterra y sus provincias de Ultramar, se produce un auge de los vinos elaborados (macerados, más bien) con raíz de "cinchona calisaya", cuya corteza, llamada "quina" popularmente, era la base de la quinina, extracto que contribuía de forma eficaz a la prevención de la malaria.
Desde entonces, Valdespino ha venido realizando maceraciones y embotellando blends de distintos estilos de sherries de la casa.
La familia Estévez, propietaria de Bodegas Valdespino desde el año 1999, continuó con esta la tradición, macerando vinos viejos de las distintas soleras de Valdespino, con diversos botánicos, extractos naturales y frutas, en pequeñas producciones y lotes, embotellados para consumo propio, como prueba y en adelanto de lo que YA es la nueva colección de la familia.
2021 supone, para la casa, un hito importante con el lanzamiento de una gama "única" en su catálogo: "Valdespino Aperitifs". Recuperando diseños icónicos del museo familiar de etiquetas, se ha seleccionado el original "Tónico para Enfermos" de Valdespino, de hace más de 100 años, adaptando su imagen entre “art decó” y “vintage” para convertirlo en un referente de las gamas de aperitivos actuales.
Es la primera vez que una bodega de Jerez desarrolla una colección de aperitivos recuperando antiguas recetas y etiquetas originales de principios del S.XX, utilizando vinos olorosos muy viejos de las soleras fundacionales de la firma jerezana, que hoy contienen nuestros preciados "VOS" y "VORS", vinos de una edad media superior a 20 y 30 años respectivamente.
Un "coupage" de Jerez oloroso muy viejo y moscatel, que le aporta una elegante nota cítrica. Realizamos una maceración "hidro-alcohólica" de extractos amargos de plantas del género artemisia, coriandro, sauco, genciana y cuasia, junto con flor de manzanilla, clavo aromático, canela y naranja desecada de Andalucía, así como bayas de enhebro. Envejecemos el blend final en toneles que han contenido Olorosos de Valdespino, y que confieren a este vermouth una profundidad e intensidad de aromas perfectamente ensamblados.
Este vermouth es un aperitivo "De Autor", con una marcada identidad, destaca el oloroso viejo de Jerez junto con un elegante amargo, que se compensa con el dulzor del moscatel procedente de solerajes también de Valdespino, obteniendo un equilibrio muy sutil. Los botánicos y frutas aportan un carácter especiado y cítrico que le confieren un gusto único.
Este aperitivo es el resultado de un "coupage" de Olorosos muy viejos con Pedro Ximénez de las soleras de nuestro icónico PX "EL Candado". Realizamos una maceración "hidro-alcohólica" de corteza de cinchiona (Quina) con raíz de genciana, además de extracto natural de regaliz y nuez moscada, junto con una selección de cítricos desecados, como pomelo y naranja de Andalucía.
El resultado es un aperitivo muy singular y complejo, elegante y con una nota amarga que lo hace muy refrescante. El Pedro Ximénez aporta además un matiz característico de fruta pasada (sultanas, higos secos, dátiles) que profundizan en la singularidad de este vino quinado.
Paladar fresco y goloso, de notas cítricas y un ligero amargor. Destaca su final especiado (clavo, nuez moscada, canela, vainilla…), ligeramente dulce y con claros recuerdos de su larga crianza en toneles envinados con Jerez Oloroso.